NOTICIAS
El Ayuntamiento de Santa Brígida está intensificando la campaña para luchar contra el picudo rojo ante los nuevos brotes aparecidos en las palmeras del municipio limítrofe de Las Palmas de Gran Canaria y que amenazan el espectacular palmeral de Tafira. Las concejalías de Medio Ambiente y de Agricultura están pidiendo la colaboración ciudadana para identificar aquellos ejemplares que puedan presentar síntomas de contagio.
El Ayuntamiento de Santa Brígida está intensificando la campaña para luchar contra el picudo rojo ante los nuevos brotes aparecidos en las palmeras del municipio limítrofe de Las Palmas de Gran Canaria y que amenazan el espectacular palmeral de Tafira. Las concejalías de Medio Ambiente y de Agricultura están pidiendo la colaboración ciudadana para identificar aquellos ejemplares que puedan presentar síntomas de contagio.
El Consistorio está repartiendo dípticos y cartelería entre el personal de la policía y de Parque y Jardines y en breve entre las asociaciones de vecinos para poder identificar aquellos ejemplares afectados por las plagas producidas por los agentes nocivos Rhynchophorus ferrugineus (olivier) y Diocalandra frumenti (fabricius), picudo rojo y diocalandra, respectivamente.
El síntoma inicial más evidente que presentan las palmeras atacadas es el aspecto ligeramente decaído de las hojas tiernas del cogollo, que posteriormente se amarillean y también se marchitan. En pocas semanas, la práctica totalidad de la corona se ve afectada originando la muerte de la palmera. El alcalde, Lucas Bravo de Laguna, manifestó que para el grupo de gobierno estas cuestiones son de sumo interés ya que el municipio está inmerso en un camino de revalorización del patrimonio vegetal como ha demostrado con la firma de la Carta de los Derechos del Árbol y el catálogo de árboles monumentales.
Amalia Bosch, concejala de Medio Ambiente, declaró que ante el avance inexorable del picudo rojo, que ya está próximo a los palmerales del campus de Tafira, "es necesario crear barreras preventivas, con métodos de trampas de feromonas o cualquier otro sistema que pueda frenar en esas zonas al picudo, ya que si entra en los cauces de los barrancos del Guiniguada o del colegio, la catástrofe ambiental será de una magnitud que no alcanzaremos a detener con las técnicas conocidas".
Cristóbal Peñate
No hay comentarios:
Publicar un comentario